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Quito, 19 de octubre de 2023

Guerra permanente Israel- Palestina

Jaime Chuchuca:

Abogado 

Licenciado en Ciencias Políticas y Sociales

Licenciado en Ciencias de la Educación en Filosofía, Sociología y Economía

Magister en Sociología

Doctorando en Ciencias de la Educación y Ciencias Sociales

 

Identificador de Orcid: https://orcid.org/0000-0001-7555-3046

Perfil de Google Scholar: https://scholar.google.com/citations?user=c3zDAjIAAAAJ&hl=es

Perfil de Academia: https://independent.academia.edu/ChuchucaSerranoJaime 

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Una de las guerras más longevas de la contemporaneidad es la de Israel y Palestina.
Aunque históricamente, palestinos e israelíes provienen de un mismo pueblo, el territorio palestino ha sido asediado para su división. Las ansias inglesas, tras la separación del Imperio Otomano, presionaron por la ocupación del suelo palestino. Al terminar la Segunda Guerra Mundial, la ONU aprobó la instauración de un nuevo Estado: Israel; para las víctimas del holocausto; las decisiones de los acuerdos de la postguerra, organizaron el nuevo Estado por la fuerza de las armas.

 

Palestina fue dividida para la apropiación y con el pasar de los años, el territorio político de la nación palestina ha disminuido a una mínima parte en Gaza y Cisjordania, mientras que Israel se ha expandido a todos los rincones. Millones de palestinos han salido de su país. La fuerza de la irracionalidad colonial, que empezó el holocausto nazi contra el pueblo judío, más tarde, iniciaría la masacre del pueblo palestino.


Cada cierto tiempo, se agudiza el conflicto entre Israel y los territorios que aún sobreviven de Palestina. Hamas es una de tantas organizaciones en Palestina y no tiene representación del poder soberano del Estado. A pesar de esto, Israel toma los ataques de Hamas como organizados por el Estado palestino. Como siempre, quienes soportan la crudeza de la guerra son los pueblos, los civiles israelíes y palestinos, y no las cúpulas estatales. El genocidio de décadas del pueblo palestino, ya no lo soporta ninguna página de la historia. Por lo menos, Israel debería aprobar un corredor humanitario y no convertir a Gaza en un territorio sin salida.

 

Las puertas de la moral europea no se abrirán para recibir a los miles de ciudadanos palestinos. Además, de que el peso político de la guerra recae sobre Israel y el resto de potencias que la han auspiciado, el Estado palestino no ha podido pacificar tampoco su propio territorio. El sionismo israelita, como ideología política y religiosa, quiere excluir de modo físico a una población entera; el dialogo interétnico y cultural entre Israel y Palestina es inexistente. La mayoría de países del mundo, exigen el cese del fuego de Rusia contra Ucrania, pero apenas una minoría exigen lo mismo a Israel contra Palestina. Los principios del derecho internacional organizados para la paz, deberían ser iguales para todos.

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