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El 6 de febrero de 1997 se marca un hito en el Ecuador. Rosalía Arteaga se convirtió en la primera mujer presidenta del país tras la caída del gobierno de Abdalá Bucaram. La Carta Magna de 1978, que avalaba la sucesión automática de Arteaga al ser la vicepresidenta, fue pisoteada por los congresistas de ese tiempo que aludieron un “vacío constitucional” para designar a Fabián Alarcón como “presidente interino” y no permitir la posesión de Arteaga. 

Después de la conocida “noche de los tres presidentes” y un acuerdo entre Arteaga y Alarcón, el 9 de febrero Rosalía tomó posesión como presidenta de la República en el Palacio de Carondelet. Tiempo efímero para la nueva mandataria. El 11 de febrero del 1997, el Parlamento ecuatoriano se auto convocó con la intención de votar la investidura de Fabián Alarcón como presidente Constitucional Interino, lo que provocó la renuncia de Arteaga antes de ser destituida por el Congreso.

A partir de ahí y hasta 2021, apenas ocho  mujeres (ver pie de página) han sido candidatas a la presidencia de la República y ninguna ha conseguido ser jefa de Estado por votación popular. A esta corta lista se suma Luisa Gonzáles, candidata por la Revolución Ciudadana que se ha convertido en la novena mujer que enfrentará la inequidad, la violencia y la discriminación de género para llegar a Carondelet este 2023. 

Si bien el Ecuador determina en el Código de la Democracia principios de paridad, alternabilidad y secuencialidad en procesos electorales, esto no ha sido suficiente para garantizar los derechos de participación política de las mujeres. El sistema político sigue siendo el escenario ideal para que partidos y movimientos improvisen la selección de figuras femeninas como aporte a la lucha de la igualdad y la paridad. 

Aunque la representación política de las mujeres ha crecido en los últimos años esta sigue siendo marginal y este fenómeno se explica, en alguna manera, porque con Código de la Democracia o sin él, los cambios referentes a cómo funciona el aparato interno de las organizaciones políticas no serán significativos si siguen optando por ser estructuras funcionales a corto plazo, sin hojas de ruta y sin acciones constantes. A la par, el rol de la ciudadanía también es importante porque pensar en política también es pensar en estereotipos que al convertirse en violencia política no abonan a la lucha por alcanzar una sociedad equitativa. 
Han pasado más de 40 años desde que el Ecuador se democratizó y la democracia para las mujeres sigue siendo una utopía.   

 

 

[1] 1998 Rosalía Arteaga (AN Mira); 1998 María Eugenia Lima (MPD); 2002 Ivonne Baki (PLRE-META); 2006 Cynthia Viteri (PSC); 2009 Martha Roldós (IU); 2009 Melba Jácome (MTF); 2017 Cynthia Viteri (PSC); 2021 Ximena Peña (Alianza País).